Una mirada profunda al proceso creativo
La figura del creador solitario ha marcado durante años la percepción tradicional de la creación artística. Sin embargo, cada vez es más evidente que la presencia de un acompañamiento artístico puede potenciar, ampliar y sostener un proceso creativo complejo. Mi colaboración con el bailarín y coreógrafo de danza española Pol Jiménez en el proyecto “Café de Copla” confirma el valor de esta figura en las artes escénicas contemporáneas.
Tras haber trabajado juntos en Lo Faunal (2021), Pol decidió asumir la dirección completa de Café de Copla (2025) sin renunciar a un proceso de acompañamiento. Aunque al inicio no estaba claro cuál sería mi rol, las distintas residencias artísticas fueron revelando una compañía artística profunda, constante y esencial.
¿Qué es el acompañamiento artístico y por qué es clave en la creación en danza española?
La respuesta se da al implicarse y estar presente en el proceso creativo, no para dirigir, sino para sostener, observar y nutrir las decisiones del creador. A lo largo de un año y medio, mi rol combinó observación, diálogo, análisis y apoyo emocional, convirtiéndose en un pilar fundamental del proyecto.
Acompañar significó escuchar, observar y aportar sin invadir la autonomía del coreógrafo. Significó crear desde la compañía, no desde la imposición. Una práctica cada vez más relevante en procesos escénicos complejos.
Acompañar la investigación: hablar, mirar y guiar
Un apego seguro para la creación
Uno de los descubrimientos más importantes fue generar un apego seguro artístico con Pol Jiménez: mantener la distancia justa para permitirle libertad, sin dejar de ser un soporte perceptivo, emocional y creativo.
Metodologías aplicadas a la investigación artística
Durante las residencias en La Tacones, Graner Fàbrica de Creació, Unió Santcugatenca, Teatros del Canal y La Caldera, desarrollamos una metodología basada en:
• análisis del material visual,
• conducción de sesiones de improvisación,
• observaciones objetivas,
• resúmenes escritos con devoluciones claras,
• diálogos estructurados sobre la investigación.
Estas herramientas permitieron que la supervisión artística fuera profunda, funcional y adaptable en todas las etapas del proceso creativo.
Muestras abiertas: la presencia activa del acompañante
Las muestras abiertas en centros como Graner, La Caldera, La Unió y Teatros del Canal fueron claves para observar la recepción del material, tanto del público general como de otros artistas. Mi presencia en estas instancias permitió:
• sostener emocionalmente la apertura de material inédito,
• evaluar la reacción del público,
• ofrecer una lectura externa sin ser ajena al proceso,
• detectar ajustes necesarios para continuar la creación.
La diferencia entre centros orientados a la exhibición (La Unió) y centros orientados a procesos (La Caldera, Graner) enriqueció la perspectiva del seguimiento.
Miradas externas y cierre del proceso creativo
En la última fase del proyecto, durante la residencia en Espaço do Tempo (Portugal), surgió la opción de incorporar una mirada externa. Aunque esta práctica es común, suponía un riesgo debido a la etapa avanzada de consolidación del proyecto.
Finalmente, se realizaron tres sesiones con la coreógrafa Gaya de Medeiros, cuyas observaciones ayudaron a clarificar aún más mi rol. No era asistencia de dirección ni simple observador externo: era un apoyo artístico, situado en un intersticio creativo único.
Entendí que mi rol era el de una presencia íntima, interna, pero no invasiva: un espacio pequeño “ante los ojos del mercado cultural de la danza”, pero enorme para el creador que atraviesa el proceso.
Acompañar la escenificación: Fira Mediterrània y Mercat de les Flors
La escenificación es una etapa donde una pieza artística de danza española se enfrenta a nuevos retos técnicos y emocionales:
• adaptación a las condiciones materiales del teatro,
• interacción con la iluminación y la escenografía,
• gestión de incertidumbres del intérprete,
• ajustes finales de ritmo, presencia y transición.
Café de Copla planteó nuevos desafíos incluso en sus días finales. Mi acompañamiento durante las funciones en Fira Mediterrània y Mercat de les Flors permitió:
• afinar la estructura y el comportamiento escénico de la pieza,
• sostener a Pol Jiménez emocional y creativamente,
• acompañar la fragilidad y sensibilidad del equipo técnico y artístico.
En palabras de mi colega Christina Gillinger-Correa Vivar, mi labor como orientador artístico se asemeja a la de una doula artística: acompañar la gestación, nacimiento y primeros pasos de la obra. Incluso después del estreno continúo junto a Pol y Patty Mestre para apoyar los procesos iniciales de distribución.
Conclusión: El acompañamiento artístico como pieza clave en la creación escénica en la danza española
Café de Copla ha sido un ejemplo revelador del valor del acompañante artístico en proyectos de danza española. Acompañar significa sostener, escuchar, activar la reflexión y caminar junto al creador en cada fase del proceso.
Este rol, muchas veces invisible, es esencial para la madurez y profundidad de una obra. Aporta estabilidad, mirada crítica, sensibilidad y diálogo, convirtiéndose en un recurso indispensable para cualquier proyecto de danza española actual.
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