Gimnasta – Prostituta

Acercándome a Guintche de Marlene Monteiro, y como lo indica dentro de la sinopsis proporcionada por ella misma, es una palabra en lengua criolla cabo-verdiana un idioma originario del archipiélago de Cabo Verde. Es una lengua criolla con base léxica en el portugués y un sustrato de lenguas africanas, originada en la época de la colonización portuguesa. Se trata del criollo portugués más hablado del mundo y también es la lengua criolla actualmente hablada más antigua de la que se tiene constancia, por lo que nos proporciona una particular importancia para el estudio de la misma pieza y el contexto en el cual se desarrolla. Es así que Guintche tiene diversas acepciones que puede ser desde el nombre de un pájaro o el nombre que recibe una prostituta; pero también puede referirse a una actitud, como la de alguien que salta de un acontecimiento a otro y que presenta carencia de coherencia en sus elecciones.

Guintche.

El trabajo de Monteiro se ha posicionado en la mente del público después de esta propuesta, donde se presenta una infinita, compleja y extensa combinación de elementos que van desde la gesticulación hasta la acrobacia. Pero cabe resaltar una capa más profunda por las cual existe una fascinación de este público y que puede de alguna manera contribuir a explicar el por qué de los resultados, y a entender qué es lo que sostiene tan fuertemente la pieza.

Durante el acercamiento que se tuvo con Monteiro en entrevista, ella nos proporcionó un aspecto importante sobre la construcción personal y el uso del dibujo; dentro de la sinopsis Monteiro menciona que la pieza ha surgido de un dibujo, una imagen. Aunque no contamos con la documentación del dibujo durante el desarrollo de la parte inicial de la pieza, podemos ver los trazos de ese dibujo. Haciendo uso de una analogía es posible considerar a los dibujantes más cercanos a los intérpretes o a los bailarines que van creando una serie de trazos en el espacio o en la hoja en blanco hasta conformar la forma que se desea capturar, es el instante. Por lo tanto me hace pensar en el uso de una memoria instantánea precisa, pero sin el uso de una tecnología. De modo rudimentario, por así decirlo, Monteiro nos presenta su Guintche, como su lienzo ubicándole en el rostro y hace uso de la expresión facial con una infinidad de variantes y composiciones que de alguna manera nos indican una coreografía de quien mira. Pero quien mira no viene en blanco, quien mira tiene referentes, algunos mas amplios, otros mas concretos, otros tantos más cuadrados. Me ha resultado sorprendente de sobremanera el uso hace Monteiro de esta plástica hacia un tipo de primitivismo en su danza.

Esto nos lleva a recordar que durante el comienzo del Siglo XX en Europa, el primitivismo se caracterizó por su carga subversiva hacia los preceptos morales y estéticos de la vieja Europa. Aceptando y abrazando lo Primitivo, es por tanto que los artistas primitivistas intentaban abolir su propio legado cultural e histórico, negando la supuesta supremacía de esa identidad cultural y forjando así una actitud crítica o contestataria hacía las raíces de su propia sociedad Occidental.

Pero aquí Monterio puede desprenderse de esta categorización, ya que los artistas primitivistas contaban con un origen blanco-europeo y con una formación académica completamente occidental, además de que en su totalidad eran pertenecientes al género masculino. Por lo tanto en Monteiro no existe esa apropiación, sino que a partir de su formación y experiencia en P.A.R.T.S se ha dedicado al derivado de un híbrido que no trata solo de una especie de exotismo hacia lo primitivo, sino mas bien, aportando elementos que hagan mas complejos los contenidos dentro de su composición.

El uso que hace de la música crea un ambiente de expectación por parte del público, pero que poco a poco en el transcurrir del tiempo, que se vuelve en un vouyer, el anonimato de este público generado desde la iluminación le permite observar la construcción y la evolución del dibujo gestual, de la danza rítmica y repetitiva que enmarca al personaje. El vouyer observa con asombro, pero también con un grado de excitación a la espera de la sorpresa, del espectáculo. Sin embargo somos testigos de la deconstrucción del personaje. En su acepción de pájaro, pero también en su atribución a la prostituta, es interesante como la palabra tiene este estigma sobre la condición femenina de comercializar el cuerpo, de ofrecerlo. Por defecto Monteiro como mujer encarna este Guintche, es algo en lo que se coloca y puede ser que al estar fuera de los significantes occidentales-europeos no tenga tanta relevancia social, pero es ahí donde yo puedo argumentar la característica hipnótica que ofrece del extrañamiento para algunos y para otros el exotismo. Por momentos podemos situarnos en un circo o en un estudio de televisión.

Encontrando hago una vinculación dentro de la exposición sobre la Explotación y Colonización de Guinea Ecuatorial por Barcelona durante el periodo franquista en febrero de 2017 en el Museo Etnológico de Barcelona, donde aparece Copito de Nieve. Este ser vivo transformado a un personaje expuesto, exotizado, sacado de contexto, pero sin la capacidad de ofrecer una reflexión ante una sociedad inconsciente. Monteiro por su parte sabe dar la vuelta a este juego de quien mira, de quien es observado. Sabe ante que público se esta presentando, con tan sólo mirar toda las series de criticas hechas a su trabajo no dejan de aparecer los calificativos, enigmático, exótico, salvaje e impuro.

Gimnasta – Prostituta.

La Historia del Arte occidental se ha encargado de otorgarle a la mujer dos posiciones o de Santa o de Prostituta. La danza por su parte se ha encargado de apoyar este postulado colocando su figura en el mundo de las hadas o de la magia, y por otro lado en el lado de la femme fatal o incluso en la posición de las autómatas. Monteiro toma sus referentes como Guintche para entrar en un estado de excepción de los parámetros con los cuales la cultura occidental se ha conducido, los parámetros incluso de la danza. Tal vez por esa razón es que no pueden catalogar su trabajo como danza, por no cumplir con la expectativa de una bailarina, pero aquí se puede ser lo que sea, se puede vestir con un traje de boxeador y al mismo tiempo tener debajo la ropa de gimnasta, es posible jugar con el desorden, con la incoherencia. No hay racionalidad. No hay coherencia, para nadie; no sabemos si esta realizando una partitura, o una coreografía fuertemente acuñada, no sabemos si toma decisiones o si improvisa.

Monteiro juega con el papel de la gimnasta, la cual debe ser precisa, matemática, atlética y vital. Se espera que de ese personaje exista un pensamiento que le permita ejecutar las acrobacias mas complicadas, un personaje que se encuentra en competición constantemente con otras y con ella misma. Pero su gimnasta otra vez desafía nuestro vouyer interior. No está para hacer acrobacias, no esta para ganar, está para comportarse como el Copito de Nieve que se ha alienado en el escenario.

Por momentos mira con furia, parece que reclama algo. Y todas sus formas van cobrando un significado, un descontento, una protesta silenciosa. Somos incapaces de poder comprenderle, nuestra nublada percepción gracias al exotismo que cada vez va en aumento por la globalización de una cultura dominante que no permite que entendamos su reclamo, su código. Monteiro menciona que Guintche es aplicable para cualquier género, que mas allá de la prostituta y la gimnasta, que vamos está en la actitud, en la condición.

Se generan nuevas formas que repercuten en el cuerpo, repercuten en el espacio. Existe un espacio interno que se habita por medio de la forma, un espacio que se relaciona con el ritmo, ritmo corporal, de los gestos, de las acrobacias y de la interpretación. Es posible ver en el manejo del espacio escénico y el espacio interno una relación constante de lo que está sucediendo, aunque nos sabemos a donde nos quiere llevar, es casi imposible dejarla de observar. Las formas constantes se suceden unas a otras manteniendo un diálogo, un discurso. Dentro de los argumentos de Monteiro en relación a la pieza, ella sabe reconocer que la estructura de la cual se compone tiene una apertura y flexibilidad para permitir que el personaje se recree a si mismo de diferentes maneras, desde diferentes perspectivas. Es por eso que posiblemente que la mayoría de las criticas nombran como enigmático, sea la apertura. La dimensión infinita que no la encasilla en un género escénico, que no está delimitada por un lenguaje conocido o reconocible, que no tiene un argumento tampoco concreto, que no es posible mirar las costuras de la pieza y que nos da la sensación de un acabo en bruto.

Por un lado con una pieza bastante deconstruida, ofrece en contraparte un aspecto sonoro muy concreto, rítmico y progresivo que nos lleva a ese estado de excitación, un estado posterior de trance. Donde nos permite poder concentrarnos en cada elemento que deriva de la constante repetición del movimiento de caderas, del tener algo dentro de la boca, de la salivación, de desdibujado del maquillaje. Existe algo orgánico que nos remite que es real, que nos remite que está pasando en tiempo y espacio junto al nuestro. No intenta poner a prueba la realidad como lo haría por medio del performance, ya que también de esta categoría escapa; pero existe la prueba fidedigna de que transita por medio de personaje y que el cuerpo como tal se transforma, la saliva es catalizada como un elemento transformador del personaje, al pasar el tiempo hace que se altere su imagen inicial y altera nuestra percepción.

Para cerrar, el trabajo de Monteiro nos abre preguntas sobre los modos de validación a los que la escena independiente está sujeta para tener un reconocimiento dentro del mercado del arte. Es interesante que su trabajo apuesta mas allá de la escena independiente y periférica; sino también se puede situar mas en el campo del arte vivo. Reivindica el derecho a la creación y a la aportación de culturas no blancas-occidentales-poscoloniales frente a los grandes dictadores de cultura. Es una gran suerte el poder haber tenido una breve charla con ella para conocer un poco mas sobre su visión y poder contextualizar todos sus aspectos. Es así que por un momento todxs debiéramos sacar a pasear a nuestrx Guintche.

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