Este proyecto ha ofrecido a la posibilidad de asistir y co-crear junto a Juan Carlos Lérida una clase durante un período de tiempo determinado, teniendo en cuenta los factores observacionales y de práctica adecuados al nivel de responsabilidad. Es decir, el proyecto ha significado una reflexión y práctica de los aspectos que intervienen en la docencia de danza.
El nivel de responsabilidad y compromiso que Lérida genera, me ha permitido entrar en la fisura que nos ofrece la creación de un Flamenco Optativo. De tal manera, que no solo he puesto en marcha la tarea de un asistente pedagógico, sino también se ha podido dar la colaboración y reflexión sobre los contenidos y actividades que sería aplicadas en clase. Siendo que el nivel de responsabilidad me ha llevado no solo a la práctica básica, sino también a la implicación. Es así que lo que sería un acercamiento se ha convertido en un laboratorio pedagógico.
Ya que el Flamenco Optativo es una asignatura, y que debe su nombre a su naturaleza optativa, gracias a la selección de asignaturas que cada curso hace el alumnado (en este caso de la especialidad de pedagogía) logrando un sitio dentro la Normativa Académica que establece los Conservatorios Superiores de Danza en el Reino de España. Esto ha sido una oportunidad para poner en marcha los conocimientos y habilidades conjuntas tanto de Lérida como artísta, como de Ramri en el papel de asistente pedagógico.
En pocas palabras, la asignatura representó una inmersión al campo artístico del flamenco desde un punto de vista peculiar desarrollado cuatro pilares; descentralizando el concepto hegemónico de técnica, alimentando el imaginario del alumnado, provocando un aprendizaje desde la propia experiencia, y por último poniendo valor a los saberes propios de cada sujeto.
Considero que en el Flamenco Optativo atisba lo que implicaría un planteamiento de clase de cara al nuevo Plan de Estudios, desde tres perspectivas; desde el aspecto de ser un alumno que se inmersa en un nuevo campo de estudio para explorar, experimentar e investigar, desde el aspecto que al profesor se le ha planteado una revisión de su saberes y puesto en marcha la libre cátedra de manera responsable; y por último desde un profesional de la pedagogía se ha colocado cerca de sus intereses desarrollando un trabajo conjunto, experimentando y experienciando cada parte de lo que implica la labor pedagógica.
Puedo concluir con la palabra fisura, ya que lo que es una asignatura obligatoria dentro de la formación, se ha convertido en una experiencia. Mi decisión de hibridar mi trabajo me ha llevado a poder a probar nuevas rutas, para concretar conceptos que me interesan de un campo artístico (en este caso desde el flamenco) pero que pueden ser completamente trasladables a otros mas. Asistir, colaborar, participar y experienciar el Flamenco Optativo ha dado un plus en sentido de la no-especialización. El proyecto se convirtió en un espacio donde poner mis preguntas sobre la pedagogía y replantearlas, me ha demostrado el valor de mis propios saberes y me ha cuestionado sobre lo que aún falta por incluir dentro de esta formación enfrentándome a la realidad docente.