Lo Faunal: Incomprensió davant del silenci

El encuentro que se ha dado entre Pol Jiménez y yo, ha sido desde la necesidad de sacudir las estructuras. Sacudir las estructuras no para derribarlas, sino sacudirlas como hacen los niños con los árboles para poder recoger los frutos que aún no han caído al suelo, y tratar de llegar a esos frutos a los cuales aún no se accede, pero que tenemos la necesidad de probar.

El trabajo que se plantea durante esta etapa de la investigación en Lo Faunal, se desprende desde el folclore, con la intención de poder encontrar tres aspectos cinéticos muy característicos en un folclore que no tenga una denominación específica. El primero de ellos es el rebote. El rebote como fenómeno cinético ha tenido repercusión, y base en muchos métodos de movimiento que se han aplicado a la danza contemporánea, el segundo es el empleo de las castañuelas dentro de muchas danzas tradicionales con diversos usos, que van desde lo religioso hasta el acompañamiento musical; y por último el empleo del punteo como eje transversal e integrador de cuerpos a la dinámica folclórica.

Rebotar hasta galopar.

El rebotar como principio físico repercute en movilizar las estructuras dadas, y como se menciona en el Katsugen Undo, todo lo que sucede dentro y fuera de un cuerpo se manifiesta gracias a 5 movimientos: vertical, frontal, lateral, rotación y central. Es así que ésta práctica corporal de manera espontánea genera un movimiento involuntario. Ese movimiento involuntario, en su constante práctica, dota una libertad al cuerpo para poder realizar múltiples micro y macro movimientos en nuestros patrones incorporados. De tal manera, que al experimentar en el rebote con el cuerpo de Pol, es que pudimos notar qué estructuras dentro de su configuración como bailarín de danza española podían regenerarse. El rebote, por otro lado al estudiarlo en múltiples estilos dentro de lo que la alta cultura y el arte occidental denominan como folclor, se convirtió en un eje transversal para poder abrir las puertas de la ética interespecie, hacia un otro estado físico, emocional y energético, es decir, desarrollar un estado faunal.

En el rebote durante el proceso de investigación, se ha hecho notorio el aspecto sonoro. Lo sonoro dio pautas para percibir cuando el rebote se detenía, es decir, cuando existía un silencio significaba que el rebote se había detenido. Mi intención, por lo tanto, fue llevar al límite el rebote en el cuerpo de Pol y observar qué era lo que sucedía en él y en mi como observador.

Si partimos de la premisa, que la vibración es el comienzo intrínseco de una activación que se da en el cuerpo, como un germen que permite poder estar en regeneración constante; entonces el rebote como una acción intermedia, nace como resultado de hacer crecer esa vibración, pero también es capaz de repercutir en el desplazamiento de un cuerpo a través del espacio. Arrojando que existe la posibilidad de múltiples puntos (pasos) sin un orden estricto. Dicho esto nos surge la pregunta:

¿qué pasa cuando sube el rebote a niveles más potentes?

Es cuando pudimos ver que el galope aparece, el galopar como una característica de un folclore potente puede devolverle a lo folclórico su esencia dionisíaca, invocadora, grotesca y catártica. Aspectos propios que podemos ver en otros bailes folclóricos, antes de llegar a ser apropiados por las entidades regionalistas e instrumentalizados como banderas heteropatriarcales e identitarias.

La intimidad de las castañuelas.

Una de las preguntas centrales que surgieron sobre utilizar las castañuelas fue:

¿qué capacidad de repercutir tiene la castañuela en el cuerpo?

Usualmente la castañuela es un instrumento que está para acompañar de manera rítmica las melodías que aparecen en todo el campo de la danza española, otras veces sirve para hacer énfasis en algún gesto o movimiento, siendo este último uso, algo que es mas internacionalmente reconocido por su público y practicantes. Sin embargo, en esta ocasión me surgían preguntas sobre otras maneras de tocarles:

¿era posible que las castañuelas nunca se silenciaran?

Este aspecto dio para muchos debates dentro de la investigación, y desató conflictos durante la práctica. Me refiero a conflictos internalizados sobre todo por parte de Pol, ya que su cuerpo y sensaciones tenían ya incorporada una manera de tocarlas y escucharlas también. Este trabajo sin embargo, fue interesante porque la investigación se nutría de manera horizontal al meternos en un paisaje desconocido y escabroso para ambos, y que al volver al terreno de lo reconocido y común, se nutrió de una riqueza que aún nos sigue fascinando. Entrar en parajes desconocidos hizo que descubriéramos y que surgiera la necesidad de nombrar tres maneras diferentes de tocar las castañuelas. De las cuales organizo su toque por: percusión, vibración y frotamiento.

En cada uno de estos toques se desarrollaron, volúmenes, intensidades e incluso tonos diversos a los que normalmente se perciben en la danza española. Así que siendo la percusión una de las maneras más recurridas por este campo, logramos poner en práctica una relación más directa con el cuerpo.

El punteo: un software libre

Los bailes folclóricos tienen una gran nobleza que comparten con los códigos de libre acceso. Su configuración permite que cualquiera pueda acercarse y realizarlos, no se ocupan de la especialización técnica que el profesionalismo nos ha impuesto. Esa nobleza es una puerta que ha invitado al archivo-cuerpo de Pol, a tejer un discurso folclórico sin denominación geográfica específica. Esto pudimos comprobarlo en una visita que nos hizo Montse Colomé i Pujol (coreógrafa e intérprete experta en folclor en Catalunya) donde ella podía identificar múltiples puntos que se organizaban bajo la dinámica que daba el rebote. Para ella la genealogía que surgió del punto era más transversal y clara al darle un tiempo de espera para desarrollar un discurso sonoro sostenido a través del movimiento.

Es así, que las prácticas que realizamos durante el proceso de investigación, abrió baúles enteros de saberes contenidos, aprendidos, observados e intuidos en el cuerpo de Pol, dándole la posibilidad de trasladar la función del punteo no solo al uso común de los pies, sino darle también la posibilidad de explorar un punteo en brazos y dejar que convivieran durante un rebote sonoro continuo a lo largo de esta pieza.

Intuimos que la función del punteo por su breve y sencilla composición, más el aspecto de la repetición; funciona para dejar a otros cuerpos engancharse dentro de un baile colectivo, con la finalidad de ser un contagio en los bailes folclóricos. Sin embargo, esa sencillez también da espacio para que las emociones y sensaciones de Pol entrasen en un estado catártico. El punteo de pronto pudo hacernos viajar en todas las direcciones del tiempo (culturalmente hablando), podíamos viajar desde una Jota hasta llegar a configurarse un Voguing sin diferenciar su valor temporal y/o cultural.

Los rituales nos esperan.

La dramaturgia de la pieza hizo que este fragmento fuera el comienzo. Un comienzo que prepara al cuerpo de Pol, para otras posibles corporalidades, ya sean imaginarias humanas y no humanas que puedan aparecen; y por otro lado, prepara a las personas que somos testigos y participes de este tránsito sonoro, para experimentar los rituales que nos siguen esperando. La propuesta musical lograda por Jaume Clotet, bajo mi dirección, genera un ambiente no convencional o occidentalizado de lo que se entiende por ritual, por folclore y lo que significa encarnar a un fauno. Es así que Lo Faunal comienza a despegar desde una rauxa (lo que significa en catalán: la vena loca), la cual nos invita a comenzar desde otra lógica al planteamiento progresivo hacia el clímax de una obra. Aquí no sucede así, sino que subvertimos esa lógica para comenzar desde el caos y dejar que un nuevo orden se instale. Es similar al sacudir de aquellos juegos infantiles y observar la caída de todo aquello que hemos removido, esperando a que por consecuencia el seny (la calma) vendrá a reordenarnos. El fauno folclórico en esta primera parte (la incomprensió davant del silenci) apela por abrir caminos en el mismo cuerpo, explorando en lo que aún no podemos, ni queremos nombrar.

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